A.-El muelle. (Chris Marker). La Jetée. 1962. Francia.
A estas alturas de su trayectoria, ya se puede considerar a este cortometraje de apenas media hora, cómo todo un clásico del cine de ciencia ficción. La historia es la de un prisionero que es obligado a viajar en el tiempo para conseguir ayuda y en sus viajes se encuentra con una mujer de la cual se enamora (si alguno cree que esta es una historia repetida, lo que pasa es que 12 Monos de Terry Gillian es una muy mala remake).
Cómo los mejores capítulos de La dimensión desconocida (Twillight zone), no solo hay una buena narrativa, una idea original, circularidad, tragedia y romance encerradas en un pequeño formato lleno de ingenio que saca provecho de su presupuesto mínimo. El sistema empleado es el del foto montaje o sea que en vez de que las imágenes sean de 1/24 segundos duran mucho más tiempo, y su duración tiene que ver con las ideas del tiempo y el montaje que tenga el director; igual que en otra obra maestra del foto montaje Unas fotos en la ciudad de Sylvia de José Luis Guerín, hay un instante en el que se abandona el foto montaje por una filmación de cine, un instante vida entre tanta quietud de muerte, no es extraño que sea dedicado al momento del enamoramiento.
Se podrían definir este tipo de películas en dos clases, en una parece que sacaron fotos y luego las juntaron para ponerles una historia (Milongas, Sebastián Freire), en otros parece que filmaron y eligieron algunos fotogramas para crear el montaje. Sin importar a cual de las dos clases pertenece este cortometraje, (aunque sin duda está más cerca de la segunda que de la primera), lo interesante es que no solo la historia es entretenida y la realización impecable sino que cómo en toda gran obra, el contenido es inseparable de la forma.
Muy buena.
B.- Recuerdo de cosas por venir. (Chris Marker & Yannick Bellon). Le souvenir d'un avenir. Francia.
Cómo los mejores capítulos de La dimensión desconocida (Twillight zone), no solo hay una buena narrativa, una idea original, circularidad, tragedia y romance encerradas en un pequeño formato lleno de ingenio que saca provecho de su presupuesto mínimo. El sistema empleado es el del foto montaje o sea que en vez de que las imágenes sean de 1/24 segundos duran mucho más tiempo, y su duración tiene que ver con las ideas del tiempo y el montaje que tenga el director; igual que en otra obra maestra del foto montaje Unas fotos en la ciudad de Sylvia de José Luis Guerín, hay un instante en el que se abandona el foto montaje por una filmación de cine, un instante vida entre tanta quietud de muerte, no es extraño que sea dedicado al momento del enamoramiento.
Se podrían definir este tipo de películas en dos clases, en una parece que sacaron fotos y luego las juntaron para ponerles una historia (Milongas, Sebastián Freire), en otros parece que filmaron y eligieron algunos fotogramas para crear el montaje. Sin importar a cual de las dos clases pertenece este cortometraje, (aunque sin duda está más cerca de la segunda que de la primera), lo interesante es que no solo la historia es entretenida y la realización impecable sino que cómo en toda gran obra, el contenido es inseparable de la forma.
Muy buena.
B.- Recuerdo de cosas por venir. (Chris Marker & Yannick Bellon). Le souvenir d'un avenir. Francia.
De este recuerdo ya recuerdo poco. Recuerdo que era una especie de biografía de una fotógrafa, contada por medio de sus fotografías. Recuerdo una voz en off, que hablaba muy rápido sobre varios temas, tan rápido que me costaba seguirla y recuerdo haber dormido un rato largo, por lo que no es extraño que me haya perdido varias de las cosas por venir.
En fin, fea, larga (dura 50 minutos), aburrida y para nada interesante, parece el opuesto de la película anterior, a pesar de estar hecha por el mismo director con colaboración de la hija de la fotografa.
Regular.
C.- Le traîneau-échelle. (Jean-Pierre Thiébaud). 1971. Francia.
Y si no fuera porque me desperté un poco antes del final de la película anterior, seguramente me hubiese despertado la música muy fuerte del comienzo de este bodrio de solamente 8 minutos.
Recuerdo que hace muchos años atrás había una serie de televisión de animación llamada El crítico, en la que el protagonista (un gordito, pelado, bastante infeliz) terminaba todos sus comentarios con el latiguillo de “¡Apesta!”. En un episodio él presenta la única película que dirigió, cuando era estudiante universitario, un filme espantoso en el que con mucho ombligismo, trata de hacer un paralelismo entre su propia insignificancia y todos los horrores del mundo. Bueno, esta película es una versión seria de esa parodia de film académico/experimental: el universo, Dios y otros temas no menores, condensados en fotos de paisajes, música grandilocuente y una narración al tono.
¿Quién necesita una película así? ¿O hacer una película así? Hay películas que abarcan los mismos temas, pero humildes y sobre todo narrativas, son un verdadero disfrute. Esta fue una tortura.
“¡Apesta!”
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