lunes, 26 de octubre de 2009

Mi estrella de la suerte. (Helena Trestiková). My lucky star. 2004. República checa.

Comencé a escribir esta nota unos meses después de ver la película por lo que pueden comenzar a desconfiar de lo que escriba aquí ya que he comenzado a olvidar detalles, por lo que en parte debí recurrir a Internet para refrescarme la memoria pero para esta película en particular no hay Web ni base de datos que valga, casi no hay información, ni fragmento ni fotograma. Es más, creo que lo más importante (y nos es para mandarme la parte sino para que comparen con otros films) que van en encontrar sobre la película es esta nota.
Primero que nada debo señalar, cómo muchas veces antes, que se trata de una producción para televisión, por lo que tiene todos los defectos que suelen tener estas producciones: apuro, precariedad, superficialidad. Todas las cosas que no se esperan ver en un film que trata de este tema: el holocausto.

El problema no es la entrevistada Zdenka Fantlová ni la falta de presupuesto (que no lo es tal). De hecho lo mejor que tiene la película es la historia que cuenta Fantlová, sus anécdotas, su disertación frente a una clase de alumnos secundarios es muy ingeniosa y está perfectamente hilvanada, además de que las consultas de los chicos no tienen desperdicio. La simpatía, las ganas de contar y la historia que cuenta daban para mucho más, no importa que por momentos parezca algo ya contado cientos de veces, estas historias merecen volverse a contar y siempre son interesantes, pero con esta base se podría hacer algo más profundo y mucho mejor tratado.

El comienzo es realmente bueno, con la señora Fantlová contando su vida en la actualidad, su regreso a su país después de muchos años y en el pasado antes de ser llevada al campo de concentración, sin embargo hay un momento en el que comienza a mostrar lo poco que confía la directora en los espectadores, es cuando la mujer cuenta cómo le gustaba la canción que da título al film, en ese momento se ven fotos de ella, del disco, de los interpretes y se escucha la canción, demasiadas cosas juntas, todo reforzado para que comprendamos la relevancia de la canción. Luego transcurre todo normal sin grandes defectos ni virtudes, con algunos descubrimientos interesantes cómo el material de archivo en la que se muestra un campo de concentración casi cómo una villa vacacional e incluso Fantlová comenta lo bien que la pasaban allí al principio, si hasta podía encontrarse a escondidas con su novio.

El principal problema llega, aunque no aparezca de golpe, cerca del final y es básicamente el mismo que en el momento de la canción pero reforzado por tratarse de un tema mucho más fuerte, en el límite de lo que debería mostrarse o no en todo el cine, cuando al final de la guerra, después de varios días sin comer y pesando solamente 35 kilos, es rescatada por un oficial inglés. Si Fantlová estaba contando ese momento tan fuerte y ya habíamos aceptado durante más de 40 minuto su sinceridad; si nosotros, los espectadores ya le teníamos plena confianza y simpatía y podíamos aguantar el horror que nos tiraba encima, pero se ve que la directora no, y en un acto que casi se podría calificar de traición hacia su entrevistada, decide ilustrar este último relato con las peores imágenes de campos de concentración. Yo podría comentarlas aquí, pero estaría haciendo lo mismo que la directora y además, son imágenes reales que ya hemos visto en films en los que eran necesarias.

Luego el fin regresa a su camino normal, sin brillos ni opacidades, olvidable, ni siquiera indignante en sus errores ni inolvidable por sus virtudes, solamente queda la idea que pudo ser mucho mejor.

Regular

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