lunes, 16 de marzo de 2009
La casa de los 1000 cadáveres. (Rod Zombie). House of 1000 corpses. 2003
Cuando me pongo a ver este tipo de películas no espero originalidad, con un poco de diversión negra y sádica y una historia llena de baches e incongruencias me alcanza para entretenerme, así que pueden creerme que al terminar de ver esto quedé algo sorprendido, no sólo porque el nivel de sadismo es inusualmente intenso, incluso en este tipo de producciones, sino porque el director toma un punto de vista particular y una narración muy fragmentada que la vuelven irremediablemente incómoda aunque inteligente.
Cómo muchas veces antes, debo comenzar haciendo notar la desconfianza que le tenía al director, este en particular era (creo que todavía lo es) un cantante sin voz de su propio grupo de rock industrial (recuerdo haber escuchado parte de su disco Supersexy Swingin' Sounds con bastante agrado), con temas forzadamente oscuros, llenos de referencias a películas, cuentos y novelas de terror principalmente a producciones clase B, C o directamente de explotación, con algo de sexo de estilo chicas pin-up de los ‘50s. Tal vez todo este bagaje lo convirtió, no en el cultista idiota que parecía ser en entrevistas, sino en un verdadero conocedor con ideas propias, porque tratar de hacer algo original con este tipo de películas, no solo es extraño, sino que prácticamente va en contra de su propia tradición que no se quiere separar de la torpeza narrativa y de sus escasos temas.
Cómo todo buen artista, Rod Zombie consigue manipular todos los materiales que tiene y los dispone de formas extrañas. Así la sucesión de pantallas divididas, imágenes en negativo, cambios de formatos y de iluminación logran causar una extrañeza tan poco agradable cómo atrayente. De una forma indolora y seductora, podríamos decir que esta película nos tortura cómo espectadores, así cómo son torturados los protagonistas del film, que nunca saben que es lo que vendrá después, quién es realmente el más sádico de los asesinos ni hacia donde huir.
Probablemente el mayor logro, junto con la destrucción de cualquier concepto burgués de familia, amistad, placer y sexualidad sea la sensación de no saber realmente donde está límite para las perversiones, a cada paso o mejor dicho minuto de la película aparece algún personaje que luce cómo el peor o el criminal más retorcido que los anteriores, pero no es más que otro eslabón que será pronto superado en una especie de círculo vicioso, no sólo porque se genera a si mismo, sino porque se revela al final en la falsedad de creer que el que tiene el aspecto más civilizado es el menos brutal de los asesinos.
Habrá que prepararse para la segunda parte.
Desgraciadamente la copia que vi (la pasaron por el canal Universal Channel) estaba censurada en todos los desnudos, lo cual es lo mismo que decir que estuviera cortada en sus escenas sangrientas o que le hubieran sacado 30 minutos. Las tetas son esenciales en la desaforada estética propuesta y es una verdadera lástima no poder apreciarlas.
Buena.
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Y pq siempre tiene q existir desnudos femeninos??? Venga ya!!!
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