lunes, 2 de marzo de 2009

007, Una cuota de consuelo. (Marc Forster). 007, Quantum of solace. 2008.

Creo que ya he dicho alguna vez: James Bond no me gusta. Recuerdo haber visto algunas películas, simpre con varios actores diferentes y ninguna me gustó, solamente a Pierce Brosnan le salía bien este papel que requiere ser elegante y fino aunque lo estén torturando o tenga que matar a alguien o salvar al mundo de su completa destrucción. Me parece que la elección de Daniel Craig (ahora que lo veo es parecido a Steve Mcqueen) es errónea, teniendo a un actor cómo Jason Stathan tan a disposición, más bien creo que le quedaría muy bien algún papel de policía duro en vez de espía fino. Por todo esto, creo que lo mejor es que comience explicando cómo fue que termine viendo esta película y, lo que es peor aún, pagando costosos 20 pesos por la entrada.
Primero que nada su antecedente más cercano Casino Royale me pareció realmente interesante, con buenas escenas de acción, un argumento aceptable y un poco distinto de las simples tramas anteriores con hombres que quieren conquistar al mundo con planes delirantes. Segundo, y tal vez lo más importante, fue la publicidad, no solo mostraba interesantes escenas de acción sino que vendían el argumento cómo una venganza. Las venganzas en el cine suelen ser buenas (miren por ejemplo Kill Bill) ya que dan un argumento sólido y simple para hacer mover la trama, para que nos identifiquemos con el personaje, a quién se le murió la mujer en la película anterior y principalmente porque dependiendo del tipo de héroe ahorran diálogos y subtramas, van directo al punto. A veces cuando pasan Casino Royale en la televisión suelo ver las escenas en el casino, creo que es principalmente para disfrutar de la belleza de Eva Green pero si la trama no funcionara, no la vería por más Evas que llenen la pantalla o al menos eso quiero creer. Tercero, que en las salas alternativas no daban ninguna película que me interesara.
Debo admitir que empieza bien, la primera escena tiene mucha acción, mucha violencia, sale directamente de la nada y parece que va a tener el mismo final, sin argumento pero también muestra que las escenas de acción no están bien filmadas, son demasiado rápidas y movedizas, casi no se puede saber qué es lo que está pasando ni da tiempo para disfrutarlas. Calculo que cada plano duraba menos de 5 segundos y esto parece continuar prácticamente sin cambios durante toda la película, sin dar tiempo para concentrarse en nada. Luego llega lo mejor: el malo, enquistado e indistinguible de entre los buenos es perseguido con ese estilo tan park cour (o cómo sea que se escriba) inaugurado por este James Bond por los techos de una ciudad italiana, caen por una ventana y de repente, el milagro, cada elemento de la puesta en escena tiene su importancia, las cámaras están puestas donde deben estar para que se note bien lo que está sucediendo y si bien no cambia el ritmo de planos de 5 segundos, todo es entendible, el suspenso es claro y por unos minutos somos llevados dentro de una precisa pieza de relojería que funciona a la perfección.
Después todo se vuelve rutinario, solamente salvados por algunos toques de humor y la actuación de Almaric, ninguna de las chicas le llega a los talones a Eva Green y si no fuera por el montaje aceleradísimo se volvería aburrida, pero creo que hay algo peor, no sé si será mi mala memoria, pero en varias secuencias se pasa a situaciones salidas de la nada que creo que tienen que ver con la película anterior, pero cómo no recuerdo y la película no se encarga de repasarlas, quedo cómo en el vacío. Tampoco están profundizadas las motivaciones de los personajes, principalmente del propio James Bond, hay algunas referencias pero nunca hay un diálogo o una expresión de odio o amor, ni siquiera una ideología errónea pero que realmente haga mover la trama, cómo en Búsqueda Implacable, si en aquella película la ideología era un error que no se podían sacar de encima, en esta se la sacaron y no dejaron nada más que una cascarita vacía y sin mucho brillo. Búsqueda implacable, es al lado de esta, mucho más recordable, por lo menos (disculpen la expresión) tenía huevos.

Con gusto a nada.

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