En el curso más interesante que hice este año que tenia el pomposo nombre de “La puesta en escena: cuatro formas del ritual”, Marcos Vieytes nos enseñaba que una de las más perfectas metáforas del acto cinematográfico es el robo de bancos: para hacer un buen robo y una buena película se necesitan dinero, materiales, ingenio, inteligencia, encontrar a las personas adecuadas, planear y ensayar todas las escenas hasta que salgan a la perfección y ambas pueden salir terriblemente mal por algún detalle que no fue tenido en cuenta. Recuerdo también una entrevista en la que Fabian Bielinsky explicaba que Nueve Reinas era una metáfora sobre un guionista y que El Aura era sobre un director de cine o mejor dicho sobre un espectador, que después de ver mucho pensaba que hacer películas era fácil hasta que le toca hacer una. Siguiendo este razonamiento se podría pensar que aquí se trata sobre un grupo de amigos que hacen cortometrajes los fines de semana y que de golpe les encargan hacer un largo para una productora importante. Nada es lo que parece, las distancias entre un buen aficionado y un regular profesional pueden ser inmensas, sin embargo, con un poco de ingenio y suerte estas distancias se pueden salvar.
Pero estamos hablando de un robo ¿No es así? Jason Stathan, en uno de sus mejores papeles, es engañado por la bella Saffron Burrows para que robe la bóveda de un banco, no sabe que todo es una trampa de los servicios de inteligencia británicos para conseguir unas fotos guardadas allí, el que posea esas fotos tiene el poder de chantajear con lo que quiera a la corona. Pero algo que no sabe ni el personaje de Stathan ni los demás es que se encontrará con verdades que gente poderosa no quiere revelar y harán todo lo posible para que nadie se entere, se verá de pronto, no solo perseguido por la policía, también por los servicios de inteligencia que obedecen a la corona, criminales de reconocidos prostíbulos y nobles del parlamento; deberá jugar sus cartas con inteligencia, cómo en el juego del truco, las mismas que lo pueden hacer perder, lo pueden hacer ganar.
Hecha cómo los buenos robos y las buenas películas, con mucha precisión e ingenio, la película consigue emocionar y generar una buena dosis de suspenso a pesar de estar llena de personajes secundarios que podrían distraer o quitarle fuerza, al contrario, agregan muchos matices a la historia y permiten que después de muchos años se pueda apreciar de nuevo a David Suchet, un muy buen actor que hacía de Hércules Poirot en la serie de televisión homónima, ahora con un personaje casi aterrador a pesar de sus atildados buenos modales ingleses. Cómo una metáfora de sí misma, aquí hay un grupo de buenos trabajadores, que a pesar de que parecen estar haciendo algo más allá de su capacidad, consiguen salir airosos y llevarse el botín a casa.
Muy buena.
miércoles, 15 de abril de 2009
El gran golpe. (Roger Donaldson). The bank job. 2008.
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