Esta es una película que hace de la confusión el centro (y todos los costados) de su trama. Básicamente es el reencuentro de una pareja, que desatará unas pasiones que llevarán a un crimen sin sentido, que será aprovechado e instigado por grandes empresas multinacionales. Uno de los problemas es que la chica protagonista (Asia Argento, un poco masculina pero sin perder ni una pizca de atractivo), no puede pensar mucho ni en el pasado ni en el futuro, todo para ella es un “ahora” eterno e irreflexivo. Impulsiva, pasa del amor al odio sin mucho trámite.
Él es gerente de una empresa internacional muy importante, ella trabaja para una empresa competidora. Pero la manipulan, y la convencen de cometer el crimen. Luego llega la parte interesante, más de la mitad de la película es la huida de la chica, pero ¿Quién la protege? ¿Alguien la protege? ¿Quién y porqué la traicionan? Aquí está la parte realmente confusa, igual que su película anterior la brillante Demonlover (2002), las grandes corporaciones están tan expandidas y tienen tantos cargos, gerentes, subgerentes que al mismo tiempo que es imposible escapar de su alcance, las responsabilidades de diluyen en sus organigramas flotantes y sus decisiones parecen carecer de mayor sentido que la simple supervivencia organizacional.
Filmada con una mirada de asombro constante, y suspenso creciente, tal vez la parte más floja sea el principio con los largos diálogos entre la pareja, que solamente ellos parecen entender y las escenas de sexo que comienzan y terminan así nada más sin prólogos ni epílogos, pero luego esta forma de “quedarse afuera” se expande tanto que no podemos estar seguros si fue premeditado por el director o simplemente, igual que la protagonista, se metió en un lío que no pudo controlar.
Casi muy buena.
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