martes, 1 de septiembre de 2009

Vida en Falcon. (Jorge Gaggero). Argentina. 2004

La falta de dinero no es tan grave para el cinéfilo, porque no sólo nos alimentados del cine de estreno, también nos gustan las películas extrañas y que mejor que ver películas extrañas cuando se tiene la excusa que no se pueden ahorrar $20 por semana. Podemos ver películas viejas, documentales, experimentales, etc. en museos, centros culturales y salas alternativas. Aprovechamos todas las promociones de entradas 2 x 1, bonos con precios a días miércoles, que las películas argentinas tienen precios económicos en algunas salas porque de más de una manera ya hemos pagado para que las hagan y obviamente, las funciones gratuitas. También sirve para conocer lugares que no conocería de otras formas, cómo la Embajada Francesa o ir a concierto de Hip-Hop o de rock.
Sigo sin poder ver Batman: el caballero de la noche (Christofer Notan) de la cual recibí muy buenos comentarios y otros estrenos que parecen interesantes, pero “la cosecha de películas nunca se acaba” así que llegué a ver este interesante documental sobre personas que tienen mucha, muchísima menos plata que yo.
Orlando y Luis viven en la calle, en alguna zona del barrio de Nuñez. Orlando es un hombre grande, que alguna vez tuvo familia, trabajo y casa y ahora que todo eso se acabó, se quedó únicamente con su viejo Ford Falcon, frente a una fábrica o terreno baldío, lo habita con algunos gatos y lo tiene todo arreglado para pasar el resto de sus días allí. Luis en cambio es joven, de 34 años pero parece mayor, ha decidido seguir el ejemplo de Orlando y se acaba de comprar otro viejo Ford Falcon para adaptarlo cómo hogar y tener al confiable y experimentado Orlando como vecino. Hay una gran diferencia entre los dos, Luis tiene todavía ganas de progresar y sus ambiciones lo hacen un poco solitario, siempre en movimiento.
Los días en general pasan plácidos, ocupándose de las comidas de humanos, felinos y ocasionalmente aves (es muy simpática la escena en la cual un pequeño lorito se une al grupo de palomas y trata de conseguir comida), visitando viejos amigos y organizando la vida paso a paso para conseguir que el Falcon de Luis arranque y mejore su aspecto, proporcionándoles no sólo un techo, también movilidad y un bien que pueden aprovechar si lo venden o lo cambian. El hecho de estar en la calle hace que constantemente se acerquen muchas personas de las más diversas: chicos que “ocupan” uno de los autos (lo que desata al indignación de Luis que había conseguido mejorarlo mucho, pero terminan casi cómo amigos) o vecinos/as que les proponen ir a vivir a sus casas o trabajar en sus negocios.

Buena.

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